Lo que no se escucha en una canción refiere a los recuerdos, sucesos y personas que le dan sentido a las melodías. Hay lugares y sensaciones a las que solo podes llegar escuchando música. Mayormente las canciones que te conmueven forman parten de la banda sonora de tu vida. Somos un poco lo que escuchamos, porque escuchamos lo que somos. Y si bien la idea no es escribir sobre música, buscaremos en la música historias para contar.
Por: Deja de Gritar
Las canciones siempre llegan tarde a su origen. Van a atravesar sensaciones similares, evitarán guerras internas, van a salvar el mundo, nos van a dar una cachetada sin que nos demos cuenta. Pero el acto no se volverá a repetir. Es una misma escena interpretada por distintos actores.
Las canciones tienen más anécdotas que noticias, nadie escribe para dar un anuncio. El futuro es un gran patio y la puerta principal es el pasado.
Cada uno de nuestros relatos está atravesado por una vivencia ya vivida.
Las manifestaciones artísticas siempre le llegan tarde al artista. A lo mejor signifiquen un crecimiento, una etapa superada o el encuentro con uno mismo. Sin embargo, el impulso de las palabras sucedió a partir de una sensación que le atravesó el cuerpo. Puede que sea un premio Nobel pero volver a vivirlo o modificarlo es imposible.
Este mecanismo excede a las canciones, tal vez son solo el reflejo de nuestra dependencia al pasado.
Los poemas, las poesías y los mensajes en las paredes de la ciudad son baches mentales repleto de cosas que no queremos saber. Las expresiones de soledad, de nostalgia, de dolor y de angustia son el alma buscando respuestas, son la necesidad de entender todo eso que necesitamos decir pero que ya pasó.
El mensaje oculto detrás de algunos párrafos alimentan la ilusión de imposible. Jugar con las palabras nos sumerge en un mundo intangible que mientras escribimos es real. Asumimos quienes somos pero seguimos llegando tarde con las canciones.
Dejar de buscar que el otro se emocione, me permite introducirme en los disparates de las palabras, me abrace a la soledad (que casi todos los días duele) y me dejó de importar la llegada del mensaje.
Todas las tardes escribo canciones, poemas y palabras sueltas. Sé que llegarán tarde o se perderán en el camino, pero también son el único lugar donde todavía sonreímos juntos.
A veces te cae la tristeza sin avisar. Pero llegar hasta la pantalla donde el llanto es abrazado por la risa, quiere decir que estás preparado para el futuro.