• 30/06/2025

Triunfo Rock

Radio y Noticias del Rock

Lo que no se escucha en una canción refiere a los recuerdos, sucesos y personas que le dan sentido a las melodías. Hay lugares y sensaciones a las que solo podes llegar escuchando música. Mayormente las canciones que te conmueven forman parten de la banda sonora de tu vida. Somos un poco lo que escuchamos, porque escuchamos lo que somos. Y si bien la idea no es escribir sobre música, buscaremos en la música historias para contar.

Por: Deja de Gritar

Las canciones viejas parecen tener mayor cantidad de sentimientos pero en realidad es sólo la consecuencia de que en algún tiempo para nosotros conformaron un presente. La música al igual que los mundiales, son una especie de máquina del tiempo que se encarga de mantener vivos los momentos. Incluso, aquellos que murieron asesinados por el destino. Las canciones nos dicen quienes éramos. 

La nostalgia se alimenta del invierno y en verano sobrevive convirtiendo a los recuerdos en experiencias que solo sucedieron en la adolescencia. Todos tenemos etapas de búsquedas internas donde ponemos en duda todas nuestras certezas. Días en los que nos hacemos preguntas y nos escapamos de las  respuestas.

Los lugares son la simbología de los sentimientos. Podemos recorrer el mundo entero, pero tenemos un solo lugar al que sentimos como propio, acogedor y en el cuál moriríamos plenamente felices. No necesariamente vivimos toda la vida allí, quizá si eso en todos los casos fuera posible las tristezas disminuirían socavando nuestra autocrítica al punto de envejecer antes de haber madurado. Cuando nos perdemos volvemos a ese sitio inaccesible pues tenemos muchísimas versiones de nuestro ser distribuidas a lo largo de los años. Si nunca sentimos ganas de volver a casa, quizás todavía no nos fuimos.

Duplicamos el tabaco, caminamos sin rumbo infinitas veredas, dormimos sin sueño, masticamos nailon y tenemos una lista interminable de situaciones que no supimos resolver. En el fondo de todo eso hay alguien que todavía se busca, que se ríe y toma decisiones.

Después de muchos amaneceres, carreras a contrarreloj, llantos contenidos y dientes apretados hoy saludo el amanecer tres veces por semana. Me tapo con la oscuridad de los recuerdos restaurados porque sé que no me voy a morir en el desayuno.    

Los discos nos dividen la vida en temporada. Cuando escuché por primera vez este disco de Árbol, con esta canción sentía alegría, me vibraba la juventud, me ardía la sangre, tenía ambición, me creía el rey del mundo y tenía mucho miedo de no poder ir más allá de los veinte años.

A veces, no se muy bien quien escribe; si el que fui, el que soy, el que quisiera ser, el que extraña o el extrañado. Después de tanto movimiento y análisis literario llegué a la conclusión de que no importa siempre y cuando nos sigamos sintiendo los latidos del corazón en una canción cualquiera. Porque si podemos sentir la magia de abrazar a alguien a lo largo del tiempo mediante una canción entonces creo que tenemos una chance de que el mundo sea un poquito mejor.