Lo que no se escucha en una canción refiere a los recuerdos, sucesos y personas que le dan sentido a las melodías. Hay lugares y sensaciones a las que solo podes llegar escuchando música. Mayormente las canciones que te conmueven forman parten de la banda sonora de tu vida. Somos un poco lo que escuchamos, porque escuchamos lo que somos. Y si bien la idea no es escribir sobre música, buscaremos en la música historias para contar.
Por: Deja de Gritar
En mayo llovió doce días seguidos. La ropa no secaba, cualquier cosa que quisiera hacer afuera significaba mojarse y pasar frío. Fue una semana lenta. Necesitaba moverme.
Una noche gris y silenciosa mí dependencia al tabaco me llevó hasta el quincho del hotel y fue la primera vez que charlé más de cinco minutos con Maira, una uruguaya melómana que cuando la veía me daban ganas de hablarle de cualquier cosa.
Comenzamos a interactuar por medio del spotify, filosofamos los vicios y los mixturamos con las generaciones para terminar analizando la psicodelia. Ese día conocí El club de Toby.
Escucharla hablar de música era como ir Lollapalooza. Es sencilla, decidida y tiene rock and roll. Es un unplugged de canciones de Slipknot interpretado por Cerati. Me llevó unas semanas visualizar objetivamente cuál era mi sentir para con ella, tenía rasgos faciales y formas muy particulares que me hacían pensar en Rosario.
Jamás pasó nada, sólo tuvimos algunas charlas más sobre música. Meses más tarde descubrí que su mirada penetrante cuando conversábamos iluminaba las sombras de un pasado.
Fue un mes largo. Quizás el más largo del viaje hasta el momento. El hotel era muy grande a comparación de los hostel donde venía parando, su inmensidad era proporcional a mis vacíos emocionales.
Creo que la banda llegó a mí en un momento donde necesitaba dejarme fluir en canciones de siempre pero sin líricas. Transité la libertad de imaginar siendo consciente de la utopía para poder iluminar las sombras que venía ocultando con reflectores.
Fueron largas semanas de silencios y sonidos distorsionados que acomodaron un poco el rompecabezas emocional. Hoy El club forma parte de mi reproductor, el hotel cerró, tengo una amiga llamada Maira y por suerte el mes de mayo quedo atrás.
La música nos lleva a lugares, sensaciones y viajes que resultan difíciles, a veces imposible, poner en palabras. Es sentir, transitar y resetear las emociones. Es la magia del sonido ayudándonos a decodificar el alma.