Lo que no se escucha en una canción refiere a los recuerdos, sucesos y personas que le dan sentido a las melodías. Hay lugares y sensaciones a las que solo podes llegar escuchando música. Mayormente las canciones que te conmueven forman parten de la banda sonora de tu vida. Somos un poco lo que escuchamos, porque escuchamos lo que somos. Y si bien la idea no es escribir sobre música, buscaremos en la música historias para contar.
Por: Deja de Gritar
La memoria es un montón de anotaciones pegadas con cinta en la pared que con el tiempo se irán despegando. Las renovamos, algunas se van desgastando y otras van quedando en el piso para ser pisoteadas por el olvido. En cada movimiento dejamos caer una parte de nuestros recuerdos.
Los deseos nos hacen soltar muchas de las cosas que acumulamos, es una selección de equipaje para poder avanzar de nivel. Los cuadros, las fotos, los trofeos, las medallas y los reconocimientos siempre intentamos llevarlos con nosotros. Del colchón, el tenedor y el peine nadie se queja si no entran en la mudanza.
Cuando el deseo queda varado en la memoria comienza a dar vueltas en falso, quieres y te mueves hacia un lugar pero la memoria todo el tiempo tira spam y busca frenar el avance del sentir. Olvidarnos sin sanar no nos permite reiniciar el espíritu.
Escaparnos no arregla los asuntos de la psiquis, tampoco desaparecen los mandatos, ni vamos a encontrar las respuestas a las preguntas existenciales que nos persiguen diariamente por toda la ciudad.
Sin embargo la soledad es un vacío con ausencia de lugares comunes que todo el tiempo nos pone frente a un gran laberinto de espejos obligandonos a vernos tal cual somos. Podemos transitarlo hasta encontrar la salida o repetir una y otra vez el deja vu de taparnos los ojos, naturalizar los fantasmas y llorar en silencio los miedos que tenemos escondidos debajo de la cama. Lo único que no podemos evitar es el caos, pero ahí es donde comienza la magia de las virtudes.